Regina, la historia-ficción, escrita por Antonio Velasco Piña, hizo soñar a muchas imaginaciones sigloveinteras con una mítica princesa mexicana, de aires redentores que restablecería la grandeza extinguida del pueblo de Anáhuac. Mucho antes, Jacinto Canek, el chamán y caudillo maya, y el Indio Mariano, “Máscara de Oro”, en Yucatán y Nayarit, respectivamente, insurreccionaron a sus hermanos de sangre con la promesa de restablecer la monarquía mexica.
Más allá de las fantasías literarias y las sagas indígenas de finales de la Colonia, lo cierto es que en España, subsiste una casa aristócrata, cuyos herederos descienden de la hija de Moctezuma II, Isabel. Viuda de Cuauhtémoc, a los 16 años, no concretó su matrimonio con Hernán Cortés de quien tuvo una hija, Leonor. Finalmente terminó desposada con Pedro Gallego de Andrade, con quien engendró a su primogénito, Juan de Andrade Moctezuma, heredero del linaje del emperador mexica; sus descendientes, como la condesa de Miravalle, María del Carmen Enríquez de Luna y del Mazo, viven y conservan sus títulos en España.
Pero no es la diadema de Plumas, sino el blasón de águila bicéfala, el que arrebata los suspiros de los administradores de páginas web como la Casa Imperial de México, Partido Monarquista Mexicano, Asociación Marquista Mexicana, entre otras, que van y vienen; aparecen y desaparecen, de la telaraña del Internet.
Cae en gracia que estos modernos émulos de Charles Maurras, discrepen entre sí, sobre el legítimo heredero al inexistente trono de México: los primeros alegan que éste sería Maximiliano de Götzen-Iturbide; quien vive en Australia, con su esposa María Anna de Franceschi, de abolengo noble croata-veneciano, y con sus dos hijos Fernando y Emanuela. Para desencanto de sus partidarios, a Maximiliano le interesan más los yates que el trono de México. Sin embargo en 2011, se presentó ante el Papa Benedicto XVI, como el legítimo heredero al trono de México.
Los otros monarquistas alegan que Fernando Maximiliano jamás adoptó al Príncipe Agustín y por tanto, el legítimo heredero sería el Archiduque Carlos Felipe de Habsburgo-Lorena, sobrino tataranieto del último emperador de México que fue fusilado por el gobierno de Juárez el 19 de junio de 1867, en el Cerro de las Campanas.
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