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Gustavo Petro, el reinsertado más ilustre del país

El alcalde electo de Bogotá, quien militó en el M-19, es huraño pero frentero. No teme decir la verdad. Destapó escándalo de la parapolítica.

1 de noviembre de 2011 Por: Redacción de El País | Bogotá

El alcalde electo de Bogotá, quien militó en el M-19, es huraño pero frentero. No teme decir la verdad. Destapó escándalo de la parapolítica.

Gustavo Petro Urrego , el alcalde electo de Bogotá, es un hombre introvertido, poco rumbero y huraño, según sus propios amigos. Paralelo a su faceta política, maneja un entrañable amor por su familia y su esposa, pero en la arena del debate es implacable y temerario.La vida de Petro está llena de ironías. Nació un 19 de abril de 1960 en Ciénaga de Oro (Córdoba) y 17 años después terminó en las filas del M-19, movimiento que nació en 1974 ante la inconformidad por las irregularidades electorales en las elecciones del 19 de abril del 70.Quizá la escalada de su vida le fabricó una horma única que no permite acercamientos ajenos. El ex concejal de Bogotá Bruno Díaz lo ve como un hombre tímido y dice que de pronto esa actitud se debe a que “el nació en tierra caliente, pero pasó su niñez en tierra fría”.Sin duda, Roberto Correa, político capitalino, es quien más conoce a Petro. “Es un hombre de origen extraordinariamente popular, provinciano, bien campesino y de la región más pobre de Colombia: la Costa Norte”.El político lo pone, incluso, a la altura de Jorge Eliécer Gaitán al enfatizar el origen popular de Petro y añade que está por encima de “Lucho Garzón y Angelino Garzón, que se dicen origen popular”.Y no es para menos. Petro es hijo de un profesor y de una mujer dedicada a las labores hogareñas, Claudia Nubia Urrego. Su nombre es herencia de su padre y su abuelo, Gustavo Francisco. Su familia, siendo él un infante, se trasladó de la calurosa sabana de Bolívar a la fría Zipaquirá. Allí continuó sus estudios primarios y cursó los secundarios en el Colegio Nacional de La Salle, donde adquirió la vena política cuando en su época adolescente acostumbraba a reunirse con sindicalistas y líderes populares.“Él sale de ese ambiente de familia, de un amor impresionante y solidario pero no se trajo la rumba, se trajo la disciplina de una austeridad de su hogar y llega al frío de Zipaquirá y se vuelve más huraño, introvertido, pero con una sensibilidad social creciente”, cuenta su amigo Correa.Una vida de estudio y revoluciónEl hoy Alcalde de Bogotá se graduó de bachiller a los 16 años y sólo un año después terminó reforzando las filas del M-19, en donde comenzó su carrera política formal al lado de la Anapo para terminar por ser elegido Personero en 1981 y Concejal de Zipaquirá en el periodo 1984-1986.Sus estudios profesionales los adelantó becado en la Universidad Externado de Colombia, donde obtuvo el título de economista. Cuando dejó las armas hizo una especialización en administración pública en la Esap. Tiene una maestría en Economía en la Universidad Javeriana; otra en Medio Ambiente y Desarrollo Poblacional de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica y un doctorado en Nuevas Tendencias en Administración de Empresas en la Universidad de Salamanca, España.Su paso por el M-19 le significó una detención de dos años. Luego de cumplirlos se fue directo al lado de Carlos Pizarro, con quien trabajó todo el proceso de desmovilización que se estaba pactando con el entonces presidente Belisario Betancur.En 1991 fue elegido como segundo renglón en la Cámara de Representantes, donde quiso volver en 1994, pero no le alcanzan los votos. Ese mismo año comenzó la carrera de denuncia de Petro, lo que le significó amenazas a su vida que redundaron en que tuviera que salir del país y ser nombrado como agregado diplomático en Derechos Humanos en la Embajada de Colombia en Bélgica.En 1998 regresó a Colombia y aspiró junto con Antonio Navarro Wolff a la Cámara, desde donde inició las denuncias de las filtraciones de paramilitares en la Fiscalía General de la Nación, en ese entonces al mando de Luis Camilo Osorio. Luego saltó, en 2006, al Senado donde fue el artífice de los procesos por parapolítica.En 2010, siendo senador del Polo Democrático Alternativo, renuncia a su curul y se lanza como precandidato presidencial y en la consulta del partido derrota al ex candidato Carlos Gaviria. Los resultados en la contienda presidencial no le favorecieron y de la mano de su fórmula vicepresidencial Clara López (actual alcaldesa encargada de Bogotá) aceptan la derrota.A partir de ese momento comenzaron las diferencias con el Polo y al no ser reconocido como Presidente de la colectividad, en diciembre del año pasado renuncia al partido y conforma el Movimiento Progresistas, recolecta firmas y se lanza como candidato a la Alcaldía de Bogotá.Su labor de denuncia es resaltada por el ex comisionado de Paz, Daniel García-Peña, amigo incondicional que lo ha acompañado en varias justas, quien dice que “Gustavo no oculta la verdad, siempre va de frente sin importar las consecuencias”.Correa lo resume: “No está dentro de su estructura meterle la mano al bolsillo a nadie” al resaltar que tiene la capacidad moral para hacer denuncias como la del carrusel de la contratación en Bogotá.El padre, el esposo, el amigo En una reciente entrevista al portal Kienyke, Verónica Alcocer, actual esposa de Petro lo describe como un buen bailarín. Dice que es “un padre amoroso, tanto con sus hijos como conmigo” y resalta que es un hombre transparente, sin estereotipos ni prejuicios.El electo Alcalde es padre de cinco hijos, tres de su anterior relación con Marilú Herrán y dos con Verónica. Se casó por lo civil con ella el 17 de diciembre de 1998, en una casa de campo. Ella ha sido su compañera incondicional en todas sus travesías políticas y en los momentos de zozobra ha sido su más sólido soporte.Correa dice que Petro es un buen amigo, pero frío al mismo tiempo. Brinda cariño y sinceridad, pero “jamás hay que esperar un abrazo suyo o un gesto de melosería”.

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